La contribución del hormigón a la descarbonización de la construcción

Carlos Peraita
Director general de la Asociación Nacional Española de Fabricantes de Hormigón Preparado (ANEFHOP)

El hormigón ha sido, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la evolución en la construcción moderna. Su versatilidad, resistencia y accesibilidad lo han convertido en un material clave para infraestructuras de todo tipo. Sin embargo, en una era como la actual, donde la sostenibilidad y la reducción de emisiones de carbono son prioridades ineludibles, el hormigón afronta un desafío importante: reducir de forma considerable su impacto ambiental. Uniendo esfuerzos con los productores de cemento, materia prima fundamental que aporta aproximadamente el 85% de la huella de CO2 del hormigón, queda claro que cualquier esfuerzo para la descarbonización de los materiales de la construcción pasa necesariamente por innovar en la aportación del cemento.

En cualquier caso, no dejemos de tener presentes las dos líneas de descarbonización que se han de analizar: la minimización de la huella de los propios materiales, por un lado, y la aportación de ese material al conjunto de la vida útil de lo construido, por otro. Pongamos por ejemplo un hormigón con muy baja huella, pero que reduzca su durabilidad o su capacidad de aislamiento térmico y acústico. En el cómputo total de los materiales se consideraría un material válido, pero a efectos constructivos aumentaría el coste en el ciclo de vida, reduciría el confort, aumentaría el consumo energético y precisaría mayores intervenciones para mantenerlo. Utilizar este tipo de hormigón no sería sostenible en sentido estricto, dado que habría que incorporar la huella de los materiales de reposición, así como la de energía de más empleada a lo largo del tiempo. Por tanto, es imprescindible tener esta visión amplia a la hora de comparar entre materiales constructivos diferentes. (…)