El papel de las infraestructuras en escenarios de vehículos autónomos de nivel 5

Mª Rosario Cornejo Arribas
Directora Técnica. Dirección General de Carreteras. Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de España

El modelo de carretera por el que nos desplazamos hoy surgió como necesidad de dar servicio a los vehículos, así las vías romanas se construyeron teniendo en cuenta los parámetros funcionales de los vehículos de la época. Sus entre ejes, pesos, condicionantes de la tracción animal y otros, dieron lugar a un estándar de carretera (etimológicamente “vía para carros”) que ha permanecido hasta las primeras décadas del siglo XX, en que la aparición del vehículo a motor y la necesidad de una red que permitiera la circulación a mayor velocidad, fue el impulso definitivo al desarrollo de las carreteras tal y como las conocemos en la actualidad en cuanto a geometría, firme, etc.

Centrándonos en la historia a partir del siglo XX, es nuevamente la industria del automóvil la que nos obliga a replantearnos el concepto de carretera tal y como la entendemos hoy. Los vehículos autónomos son ya una realidad, y la carretera debe estar preparada para que puedan circular por ella. El mundo está cambiando y la carretera no puede quedarse atrás. Los vehículos se clasifican por su nivel de autonomía de 0 a 5, correspondiendo el nivel 0 a un vehículo sin ninguna automatización y el nivel 5, a una automatización completa.

Ya hay vehículos que circulan por nuestras carreteras que disponen de autonomía 2 ó 3, esto implica una cierta necesidad de adaptación por parte de la infraestructura. La mejora y mantenimiento de las marcas viales y de la señalización vertical son imprescindibles para este tipo de conducción. La propia geometría de la carretera, el estado del pavimento y de otros elementos de la carretera deben cooperar para ofrecer unas condiciones de seguridad plenamente compatibles con ese tipo de conducción. (…)