Hormigón arquitectónico. Pasado, presente y futuro

Jesús Díaz Minguela
Director IECA Tecnología

Ignasi Jarauta
Secretario de la Asociación Nacional de Fabricantes de Aditivos para Hormigón y Mortero (ANFAH)

El incremento de la sensibilidad que la sociedad exige a los profesionales de la construcción obliga a dar satisfacción a exigencias cada vez mayores sin perjudicar ni reducir las dos principales que se puede resumir en eficiencia energética y durabilidad. Todo esto se realiza dentro de un mercado muy competitivo, por lo que, desde esta revista técnica, que no podía omitir esta situación, se ha decidido realizar este monográfico que pretende aportar, en la medida de sus posibilidades, información actual a los lectores en particular y a los profesionales en general.

Algunas fábricas de cemento celebraron ya su centenario, a la vez que hay hormigones con más de 100 años que siguen desarrollando su función, principalmente estructural, habiendo agotado la denominada vida útil. Aunque esos primeros hormigones tuvieron aplicación mayoritaria en la obra pública, ya son significativas las muestras de hormigones dedicados a la edificación de cierta antigüedad. No obstante, son las expresiones más modernas las que se contemplan en esta revista, donde se muestran ejemplos de alta estética y belleza.

Si bien, durante mucho tiempo se consideró al hormigón un material resistente que debía esconderse de la vista y revestirse con elementos más decorativos que estructurales, en la primera mitad del siglo pasado este concepto cambió figurando ciertos arquitectos, que siguiendo la disciplina del francés Auguste Perret, se atrevieron a utilizarlo como elemento ornamental además de elemento constructivo y estructural. Esa capacidad formácea, junto a otras cualidades ornamentales, hizo que ciertos edificios realizados con hormigón visto o arquitectónico fueran realizados siempre con diseños y funcionalidades futuristas. Aunque inicialmente estos resultaron una minoría, ya indicaban las posibilidades del material, que debía mejorar su aspecto y características para poder obtener el protagonismo que posteriormente desarrolló.

Los hormigones arquitectónicos han evolucionado significativamente, tanto en lo referente a su colocación en obra, como en la prefabricación a la que han dado lugar con diferentes colores, texturas y capacidad de expresión. Los arquitectos disponen de un material con el que diseñar formas esbeltas y no repetitivas, colores y acabados individualizados por planta o edificio, con un infinito abanico de capacidad expresiva, dando gran diversidad al panorama urbano. A la vez, se puede dar cumplimiento a las mayores exigencias de disminución de demanda energética en la extensa vida útil del edificio que su durabilidad garantiza.

En este número se presentan numerosos ejemplos de nuestras ciudades, sin necesidad de mostrar ejemplos exóticos y distantes que muchas veces pueden mostrar otro futuro. Nos gratifica poder mostrar esta realidad tan próxima y con enorme potencial para seguir creciendo en pro de una arquitectura mucho más sostenible, integrada en cierta economía circular y por ello, con las demandas sociales totalmente satisfechas, que crea lugares cada vez más habitables que no obligan a cierta huida masiva. La creación en muchas ciudades de ‘islas peatonales’, el aumento de la movilidad en nuevos ingenios eléctricos o autónomos u otras tecnologías actuales, no son más que el indicio de los cambios a todos los niveles que la tecnología va a aportar a las zonas residenciales, y éstas se deberán adaptar de forma rápida y eficaz.