Aptitud y actitud (empresarial)
Ediciones Técnicas Pauta, S.L.
Con este nuevo número de nuestra revista técnica Cemento Hormigón que el lector tiene en sus manos, llegamos al ecuador del año editorial. Echando la vista atrás, concretamente a los primeros meses de 2018, esperábamos que a estas alturas del ‘curso’, la demanda de cemento en nuestro país hubiera despegado definitivamente, superando con creces los niveles que, aunque positivos, observamos mes a mes en el Barómetro del Cemento que elabora la Agrupación de fabricantes de cemento de España, Oficemen, y que están todavía lejos de alcanzar los niveles óptimos para un país como España. En este sentido, puede que a quien lea estas líneas se le pase por la cabeza acusar a los ‘cementeros’ de mantener una actitud victimista a pesar de que los datos hablen de un claro crecimiento del sector.
Pues nada más lejos de la realidad. Si por algo se ha distinguido, de largo, el sector cementero español, es de mantenerse en nuestro país pese a todo lo que nos ha tocado sufrir durante los largos y duros años de la crisis económica que parecen quedar definitivamente atrás. No, no se debe ser injusto con el sector cementero. Si decimos que los datos positivos de consumo de cemento en España no son suficientes es con una razón de peso. Tenemos que tener en cuenta que, durante años, la demanda y el consumo de este material para la construcción en nuestro país se ha mantenido en mínimos históricos. Es por ello que cualquier leve crecimiento, como sucede en otros muchos campos industriales, signifiquen valores de crecimiento porcentuales de dos dígitos. Es así de sencilla la explicación que está detrás de las palabras con las que arranca este editorial.
Un editorial que no queremos dejar de aprovechar para dar la enhorabuena a aquellas empresas cementeras que han sido premiadas por la Asociación Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos (ANEFA) por sus acciones relativas a la restauración medioambiental de sus canteras. Una vez más, ha quedado más que patente el compromiso de nuestra industria por el entorno natural en el que opera. En este sentido, destacan las iniciativas llevadas a cabo en diferentes yacimientos repartidos por toda la geografía española y que sirven para que un enorme catálogo de especies silvestres (aves, anfibios, etc.) colonicen las canteras llenándolas de vida, convirtiéndolas en verdaderos oasis de biodiversidad. Acciones que encierran una actitud de las empresas cementeras para con el medio ambiente de las que muy pocas industrias pueden presumir.
Pero es que las empresas cementeras españolas han mantenido siempre ese compromiso medioambiental a pesar de que, durante muchos años, la coyuntura económica no acompañara. Doble mérito, por tanto. Cuando las cosas van bien es fácil emprender acciones como las que acabamos de señalar, pero cuando no es así, es más de agradecer ese compromiso. Y es que, eso que ahora está tan de moda en el mundo empresarial y que llamamos responsabilidad social corporativa, las empresas cementeras llevan muchas décadas haciendo gala de ella sin que haya trascendido socialmente como sin duda merece. Pero los trabajos emprendidos están ahí, así como los resultados, son visitables y comprobables de primera mano, que es al final lo que nos convence, lo tangible y no las buenas palabras. Actitud empresarial que mucho tiene que ver con la propia aptitud de las empresas cementeras españolas. Sin una es imposible la otra.
Puede que muchas personas piensen que esos trabajos de restauración de las canteras, de donde las cementeras extraen la materia prima para su actividad industrial, es una responsabilidad debida y que debe cumplirse al estar establecido así en la normativa aplicable. Sí, es verdad, pero la sociedad debe saber también, y pocas veces los medios de comunicación lo explican debidamente, que prácticamente todas las acciones medioambientales que llevan a cabo las cementeras (incluso en los procesos productivos puramente industriales) van más allá de lo que se les exige legalmente. No seamos por tanto injustos y reconozcamos las cosas como son, tanto lo bueno como lo malo.
Y vamos a ir poniendo ya punto final a este editorial con la vista puesta en el número de julio-agosto, una edición que se distribuirá, como ya es costumbre, entre los asistentes al Congreso Técnico de la Federación Interamericana del Cemento (FICEM), que este año se desarrollará en Ciudad de Panamá (del 3 al 5 de septiembre). Un evento al que acudirá Cemento Hormigón un año más en calidad de “media partner”.
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