Editorial

Ediciones Cemento, S.L.U.

La situación actual de desequilibrio entre la demanda y la capacidad de generación está convirtiendo en habitual la necesidad de interrumpir el suministro eléctrico a algunos grandes consumidores, que si bien eligieron libremente tarifas con mecanismos de gestión de demanda, lo hicieron entendiendo que las interrupciones se ceñirían a necesidades coyunturales de puntas de consumo o averías y no a condiciones estructurales.

En los últimos meses las empresas cementeras, como grandes consumidores de energía eléctrica, debido fundamentalmente a sus procesos de molienda de materias primas, combustibles y clínker, están sufriendo cortes diarios en el suministro de energía eléctrica, con la consiguiente paralización de las instalaciones de todos sus sistemas, incluso aquellos, como los hornos rotativos, que para su correcto funcionamiento deben trabajar de forma continua.

En estas condiciones y con los niveles de demanda de productos de construcción existentes en la actualidad, en particular de cemento, se genera una difícil situación ya que los stocks de fabricación difícilmente pueden soportar faltas de producción por paradas de hornos y molinos que en algunos casos se ven agravados por la paralización absoluta de los sistemas de expedición, carga y transporte, lo que podría generar desabastecimiento de mercados. Esta situación es especialmente gravosa en procesos industriales básicos que necesitan de más de 24 horas para recuperar su régimen permanente de producción.

Esta situación extremadamente delicada y ante la cual los grandes consumidores no disponemos de ningún mecanismo de defensa, deja patente la incomprensible e injusta asimetría del mercado eléctrico español, en el que las empresas generadoras de electricidad tienen el compromiso de garantizar el suministro eléctrico, hecho por el que cobran de todos los consumidores la garantía de potencia, garantía que en estos momentos no se está cumpliendo.

Nuestra filosofía como grandes consumidores es, como viene siendo habitual, la de ayudar a gestionar el sistema eléctrico español en momentos delicados, sin embargo, lo que no podemos hacer es asumir esta situación permanente de falta de energía eléctrica, pues pone en claro peligro la competitividad de nuestras empresas en un mercado globalizado como es el del cemento.

Por ello, el sector cementero está decidido a colaborar, desde la posición de grandes consumidores y potenciales cogestores de la red, en el diseño de un escenario eléctrico real.