El hormigón y las lluvias

Ediciones Cemento, S.L.U.

Las intensas lluvias caídas en España durante los pasados meses, especialmente marzo, el tercer mes más lluvioso en la serie histórica, han puesto de actualidad las infraestructuras dedicadas a la gestión del agua en nuestro país. Y es que se tiene la falsa percepción de que todas las infraestructuras necesarias ya están construidas y que por tanto no hacen falta más. Pero nada más lejos de la realidad. Por una parte, se requieren nuevas infraestructuras y, por otra parte, y no menos importante, es necesario la actualización, reforma o rehabilitación de las ya existentes.

Debemos tener muy presente que este tipo de fenómenos meteorológicos extremos, como son las lluvias torrenciales, con el consecuente riego de inundaciones de campos, carreteras, pueblos, ciudades, son consecuencia directa del cambio climático, que acentúa el impacto de este tipo de sucesos. Canalizaciones, presas, tanques de lluvias… Todas estas infraestructuras del agua son clave para la gestión de las intensas precipitaciones como las registradas en los primeros meses de este año 2025.

De esta forma, el agua y el hormigón vuelven a protagonizar un editorial de esta revista. Si en su día hablábamos en este mismo espacio de cómo el hormigón era clave para una gestión sostenible y eficiente del agua (con la vista puesta en el mejor aprovechamiento posible del líquido elemento) hoy volvemos a traer a colación el hormigón para, en este caso, hacer frente al exceso de agua. No deja de ser curioso que el hormigón sea, después del agua, el segundo elemento más consumido por el ser humano en el planeta, siendo el material artificial más utilizado en el mundo, estimándose que se utilizan 14 mil millones de metros cúbicos de hormigón anualmente.

Y es que el sector ha innovado para el desarrollo de nuevos morteros y lechadas de cemento diseñadas para el mantenimiento y rehabilitación de las presas. También para el desarrollo de sistemas prefabricados de tuberías para las redes de saneamiento, con hormigones de ultra altas prestaciones, que, entre otras características, garantizan la estanqueidad del sistema, no olvidemos que en España todavía se pierde un 22% del agua en la distribución por deficiencias en la red.

Además de ser vital en la gestión de las lluvias, el hormigón es el material con el que podemos mitigar otros muchos efectos derivados del cambio climático. Por ejemplo, el aumento del nivel del mar o la altura de las olas que golpean los puertos, infraestructuras de enorme trascendencia para nuestra sociedad.

Finalmente, no olvidemos además que el agua no es sólo un recurso para consumo humano, sino también un elemento vital en la transición energética. Para cumplir los objetivos de descarbonización, la energía hidroeléctrica es renovable, y lo más importante, como hemos podido comprobar durante el reciente apagón eléctrico, es gestionable, por lo que puede parar y arrancar a demanda, contribuyendo a estabilizar el sistema.

El cemento y el hormigón dan soluciones técnicas a todo el ciclo integral del agua, también a sus excesos.

Seguimos trabajando.

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