Morteros cementosos para impermeabilización: una herramienta eficaz incluso en zonas anegadas por el agua

Jonathan Gil

11 abril 2024

Cuando queremos impermeabilizar una superficie lo primero que debemos tener en cuenta es cuál será el sistema más apropiado para mantener el agua fuera de la estructura que queremos proteger. Dependiendo del uso, la necesidad de estanqueidad y las características de la superficie podremos optar por láminas o recubrimientos con distintos tipos de materiales, sólidos y líquidos. Pero también podremos elegir morteros cementosos que son muy eficaces para proteger estructuras y cimentaciones de las infiltraciones de agua y otros agentes externos.

Los morteros cementosos se componen principalmente de cemento, agregados finos y aditivos especiales que mejoran sus propiedades de impermeabilización y adherencia.  Están específicamente diseñados para evitar la penetración de agua en estructuras como muros, techos o terrazas, pero también en superficies que permanecen en contacto con el agua como depósitos, piscinas o en la cimentación de algunos edificios. Estos morteros se aplican en capas delgadas sobre sustratos adecuadamente preparados y proporcionan una barrera efectiva contra la humedad y la filtración de agua.

En el mercado podemos encontrar una amplia variedad de soluciones entre este tipo de morteros: flexibles, semi-flexibles, monocomponentes, bicomponentes, de capa fina o gruesa, sulforesistentes, de cristalización, etc.

¿Cuándo elegir un mortero cementoso?

Los morteros cementosos para impermeabilización se utilizan en una amplia gama de aplicaciones, que incluyen la:

  • Impermeabilización de terrazas y balcones a los que protegen contra la entrada de agua en áreas expuestas a la intemperie, evitando filtraciones y daños estructurales. Estas estructuras, si no están correctamente impermeabilizadas, pueden tener problemas de infiltraciones hacia el interior del edificio o en sus propias estructuras subyacentes como la corrosión del acero de refuerzo, la degradación del hormigón y la formación de moho en su interior.

 Este tipo de impermeabilización también puede hacerse sobre superficies de hormigón fisuradas por la acción del sol, cambios de temperatura y movimientos estructurales. Una impermeabilización adecuada debe abordar la reparación de estas fisuras antes de aplicar el revestimiento impermeable. Otros problemas que pueden provocar patologías es la falta de pendiente adecuada, las juntas y sellados deteriorados. La elección de materiales inadecuados o la falta de mantenimiento.

  • Impermeabilización de zonas enterradas como sótanos, cimientos, garajes, trasteros. Para prevenir y proteger las zonas enterradas de la humedad se debe ejecutar una correcta impermeabilización por el interior. En la parte subterránea de los edificios podemos encontrar desde infiltraciones de agua por capilaridad, fugas de agua a través de juntas y fisuras, presión hidrostática que ejerce una fuerza significativa sobre los muros del sótano, fallos en el sistema de drenaje, falta de mantenimiento o suelos porosos o con alta capacidad de retención de agua (como suelen ser los arcillosos) que pueden aumentar el riesgo de infiltración si no se impermeabiliza correctamente.
  • Cuartos húmedos como baños, aseos, cocinas y lavanderías que presentan desafíos específicos debido a su exposición constante al agua y la humedad, ya sea por salpicaduras, fugas o condensación. Si no están adecuadamente impermeabilizados, el agua puede filtrarse en las paredes y el suelo, causando daños estructurales y promoviendo el crecimiento de moho y hongos. Además, este tipo de estancias suele albergar tuberías y accesorios que, sin una impermeabilización o sellado, pueden tener escapes que causen daños significativos en paredes, suelos y techos, provocando la formación de manchas y daños en los materiales y acabados.
  • Reparación y protección de estructuras de hormigón y depósitos de agua en las que se utilizan para reparar y proteger superficies de este material contra la corrosión y la degradación causadas por la exposición al agua y otros agentes agresivos. En el caso de un depósito de hormigón que pueda contener agua potable es fundamental una correcta impermeabilización para garantizar la calidad y la potabilidad del agua almacenada, así como para prevenir la contaminación y la infiltración de sustancias no deseadas en el agua.
  • Impermeabilización de piscinas y depósitos de agua. En este caso, los morteros cementosos proporcionan una barrera duradera contra la penetración de agua en piscinas, tanques de agua y otras estructuras similares. Las condiciones atmosféricas a lo largo de las diferentes estaciones, la falta de uso, e incluso una posible falta de mantenimiento pueden deteriorar su estado, afectando desde el revestimiento cerámico hasta las capas interiores, en las que pueden aparecer filtraciones que deterioran los elementos adyacentes.​

Ventajas y aporte a la sostenibilidad del edificio
Entre las ventajas de los morteros cementosos para impermeabilizar figura su excelente adherencia, ya que se pegan en una gran variedad de sustratos como hormigón, mampostería, metal o madera, formando una barrera impermeable muy duradera.

Los expertos también destacan el carácter flexible de este tipo de morteros que les permiten adaptarse a las deformaciones y movimientos estructurales sin agrietarse ni desprenderse.

Además, es muy valorada su resistencia a agentes químicos, incluyendo el agua salada, los ácidos débiles y las soluciones alcalinas, por lo que son adecuados incluso para aplicaciones en ambientes agresivos.

Su facilidad de aplicación, mediante técnicas de rodillo, brocha o pulverización, ya sea de forma manual o por proyección, permite una instalación rápida y eficiente. Pero si hay una ventaja valorada de los morteros cementosos es su contribución a la sostenibilidad final del edificio al que aporta:

Durabilidad y vida útil prolongada: al proteger las estructuras contra las infiltraciones de agua y la corrosión, estos morteros prolongan la vida útil de los edificios, reduciendo la necesidad de reparaciones frecuentes y el consumo de recursos asociados.

Eficiencia energética: al prevenir la entrada de humedad, ayudan a mantener un ambiente interior más seco y confortable, lo que puede reducir la carga en los sistemas de calefacción y refrigeración y mejorar la eficiencia energética del edificio.

Reducción de residuos y mantenimiento: al evitar daños por humedad, minimizan la necesidad de demoliciones y reconstrucciones costosas, lo que reduce la generación de residuos de construcción y el consumo de materiales nuevos.

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