El mus fuencarralero
J.C.L.A.
Jacinto ha sido el mejor compañero de mus que he tenido jamás. Se nos escapó al cielo marcándose un farol, su indumento más preciado, como corresponde a los fuencarraleros castizos. Amantes de la exageración y de la rechifla, del chisme y de la chusma, más chulos que un ocho, pacotilleros del nabo y del cardillo, zapateamos sobre la silla, cuando no sobre la mesa, siempre que bordamos el juego, y aguantamos el chaparrón cuando nos llaman pedorros por no saber tenerlas.
– “¡Pinzón, que eres un pinzón!” -, era el grito de Jacinto Cigarrón. Así zahería a sus mohínos contrincantes después de algún lance victorioso, tan artero como certero, para restregarles en la jeta que, como incautos gorriatos, eran presa fácil de sus artimañas cinegéticas ergo musísticas. (…)
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