Examen de fin de curso

J.C.L.A.
La que se ha montado en la Escuela de Arquitectura es de órdago a la grande, y el caso es que me está bien empleado por incauto. Sobre mí pende una acusación preocupante a la vez que peculiar: para algunos soy un profesor machista y para otros feminista. Lo asombroso del caso es que los que me apuntan con el dedo acusador utilizan las misma pruebas para uno y otro cargo, lo que es desconcertante.
Todo se remonta a finales de enero, en la fecha en que se celebró el examen de la asignatura 9Dimensionado de estructuras’ que he impartido este año a un grupo de 98 alumnos, 50 chicos y 48 chicas. Como en otras ocasiones, había preparado dos problemas diferentes, de los cuales cada alumno debía optar por uno de ellos necesariamente. (…)
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