Pepe Calleja

JDM

En una de las varias peregrinaciones realizadas hasta Santiago de Compostela tuve la feliz idea de parar en Villafranca del Bierzo y preguntar por el compañero de Flor. Era el año 2004 del Señor. Si hasta entonces había admirado y disfrutado de mi viejo profesor y amigo, José Calleja Carrete, fue a partir de ese mismo día cuando se abrió un nuevo mundo de relaciones con él, una excelente persona, de mucha más valía si cabe en lo personal, que en su ya ampliamente reconocida faceta de científico. Así, pude disfrutar de un Pepe amigable, con el que las conversaciones morales, éticas, físicas o científicas no encontraban límite. Pude también intercambiar cierta correspondencia que, como todo lo que hizo en la vida, siempre fue cargada de un fino hilo de humor. (…)