Pitágoras estuvo en Estocolmo captando dos epígonos para su escuela

Juan Carlos López Agüí
Francisco Reynés Massanet
Mesopotamia es hoy tierra ensangrentada. Tierra de la que brotan números que pasan a engrosar ominosas estadísticas. Números que revelan hasta dónde pueden llevarnos los peores instintos de la raza humana. Y sin embargo, los números que antaño brotaron de sus fecundas civilizaciones, aquellos que sumerios, acadios, babilonios y asirios plasmaron en textos cuneiformes, son fuente de conocimiento para nuestra civilización.
Si usted, lector, dirige su vista hacia el reloj que lleva en su muñeca y repara en la forma en la que los días se dividen en horas, éstas en minutos y éstos en segundos, sepa que debe a los sumerios este tipo de estructuración del tiempo: ellos fueron, en efecto, quienes introdujeron el sistema de numeración sexagesimal. (…)
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