Diseñando el mejor escenario para competir en el exterior

Fernando Argüello
Director general del Foro para la Ingeniería de Excelencia (FIDEX)

Apenas una década atrás en el tiempo, las ingenierías españolas tenían el 40% de su negocio en el exterior. Eran tiempos en los que España invertía en obra pública a buen ritmo. Sin embargo, con la crisis y la caída de la licitación, la ingeniería, como otros sectores, tuvo que salir fuera para sobrevivir, y lo consiguió hacer con éxito: hoy en día el 90% de lo que factura procede de mercados exteriores.

Gracias a esa experiencia previa acumulada en España, las ingenierías empezaron a competir fuera y obtener contratos en los cinco continentes, convirtiéndonos en bandera de la Marca España, pero la realidad es que ‘no es oro todo lo que reluce’. La internacionalización es un proceso complejo y es vital que no haya incertidumbres ni dificultades.

Por un lado, es necesario firmar acuerdos pendientes que eviten la doble imposición en países estratégicos, mejorar algunos de los existentes y vigilar la correcta aplicación de los mismos. Uno de los casos más evidentes es Perú, un mercado atractivo, pero con el que España aún no tiene convenio.

Esto provoca una situación de desequilibrio que se traduce en que, si una ingeniería hace un trabajo en su central en España para un proyecto en aquel país, el gobierno peruano se queda con el 15% de lo facturado en concepto de ‘impuestos’ a la importación de servicios profesionales desde España. Un porcentaje poco razonable y que resta competitividad a las ingenierías. Y si la situación fuera la inversa, con un trabajo desarrollado en Perú para un proyecto en España, el gobierno español no ‘se quedaría’ con nada. (…)